La elección de un proyecto futuro
Cada año la UNaM recibe a más de 10 mil nuevos estudiantes que llegan con diversas expectativas, sueños y también, incertidumbres. Optar por una carrera universitaria, por lo general, suele ser una tarea difícil. En esta etapa de múltiples cambios, el Departamento de Orientación Universitaria (DOU) cumple un rol esencial.
En este espacio que depende de la Secretaría General de Extensión, se organizan encuentros individuales y grupales con estudiantes del último año del secundario para brindarles información sobre las carreras y las becas que ofrece la UNaM y acompañarlos en el complejo proceso de elegir su proyecto futuro.
Gisela Rojas, psicopedagoga y responsable del DOU, brinda detalles sobre las consultas que reciben y ofrece algunas claves a la hora de optar por una carrera universitaria.
¿Cuáles son las inquietudes más frecuentes que tienen los aspirantes?
Generalmente, los estudiantes se enfocan más en información de la carrera o alcances del título, pero siempre hacemos que reflexionen que solamente eso puede ser insuficiente al momento de elegir.
¿La salida laboral sigue siendo una consulta recurrente?
La salida laboral, el título o el quehacer del profesional y también consultan si hay oportunidades de trabajo. En los adolescentes en muchas ocasiones, está instaurado que las carreras de pregrado tienen una rápida salida laboral; corregimos esa distorsión haciéndoles reflexionar sobre el hecho de que tener una rápida inserción laboral no necesariamente implica una rápida salida laboral o empleo al instante, como suelen pensar.
Actualmente, es una tendencia la elección de carreras más cortas…
Esto depende mucho de la situación particular de la persona que elige continuar con estudios superiores, depende de sus intereses, pero también de sus necesidades.
Por ejemplo, en el caso de personas que tienen familiares a cargo o que no disponen de tanto tiempo, pueden requerir una carrera corta, de rápida inserción laboral.
Además, suelen consultar sobre las franjas horarias en que se va a desarrollar el cursado de la carrera para trabajar y estudiar a la vez y así colaborar con la economía familiar y sostener su trayecto educativo.
Y respecto a las familias de los estudiantes ¿de qué contextos vienen? ¿Hay quienes aspiran a ser primeros universitarios?
Todavía se ven muchas familias con primeros universitarios, generalmente del interior de Misiones, de zonas rurales.
Suele pasar que los estudiantes buscan oportunidades diferentes que implican migrar; esto, en ocasiones, puede generar un choque con una familia que muchas veces se prepara para que sus hijos den continuidad al emprendimiento familiar, por ejemplo, en la chacra.
Muchas familias tienen dudas, miedos o desconocimiento de cómo es el sistema universitario, en esos casos podemos brindar un espacio psicoeducativo, de escucha, consultas, a fin de acompañar este pasaje a la vida universitaria de sus hijos, con información vital para la toma de decisiones.
¿Y preguntan por las becas o los servicios que ofrece la universidad?
Sí, constantemente consultan, más que nada por los servicios de albergue, comedor, ayudas económicas como por ejemplo las becas nacionales (PROGRESAR o las becas Manuel Belgrano), además informamos de las posibilidades a nivel provincial como el Boleto Estudiantil Gratuito. Todos estos recursos brindan sostén para aquellos estudiantes que deciden continuar sus estudios superiores.
¿Qué aspectos hay que tener en cuenta a la hora de elegir una carrera universitaria?
Hay muchos factores; más allá de la información de la carrera o de los alcances del título, se debe tener en claro que es un proceso que involucra autoconocimiento: claridad en los gustos, intereses, necesidades; además de conocer la oferta educativa o las posibilidades laborales que hay en la región.
Elegir es un proceso que invita a pensarse y proyectarse hacia el futuro, esto implica investigar el estilo de vida al que se podría aspirar como futuro profesional. Por ejemplo, no es lo mismo una persona que trabaja en un ámbito administrativo con horarios determinados que aquellos que trabajan en las áreas de conservación o turismo, o con actividades itinerantes, que tienen una dinámica totalmente diferente.
También es importante considerar los costos que va significar ser un estudiante del nivel superior, de una determinada carrera, más allá de que la universidad sea pública y gratuita.
Y hoy en día ¿les interesa a los jóvenes el tema de la vocación?
Creo que cada vez se va abriendo más la posibilidad a que cada uno pueda pensarse desde sus propios intereses. Lo que todavía cuesta son esas viejas estructuras con respecto a la presión de “elegir para toda la vida”. Desde los talleres reflexionamos que elegimos desde un hoy, pensando en un mañana, en un futuro.. y que es posible que sea una primera elección entre muchas otras, y que en ocasiones es necesario cambiar.
Lo bueno de la educación superior es que no es obligatoria. Los estudiantes pueden adaptarla a su ritmo, pero sabiendo que, así como hay tiempos personales, hay plazos institucionales, como fechas de inscripción, exámenes, etc.
¿Cuáles siguen siendo los desafíos que ves en el pasaje de la secundaria a la universidad?
Quizás el no saber a lo que se enfrenta, y que muchas veces no se sienten preparados para ese desafío académico. Otra cuestión es la validación o el apoyo familiar, por ejemplo, al tener que mudarse de una localidad a otra, y vivir el desarraigo. Adaptarse a esta nueva dinámica, no solamente universitaria, sino también a la nueva localidad donde se va a asentar el estudiante. Muchos se adaptan, a otros les cuesta un poco más y algunos deciden retornar. Es tomar distancia, temporalmente, de los afectos, de otras opciones para ir en búsqueda de un proyecto personal, elección que tiene que ser lo suficientemente consistente para poder sostenerlo en el tiempo.
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