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Estudiantes de la UNaM fueron premiados en Oberá en Cortos

  • Ana Victoria Espinoza
  • Noticias UNaM

Con el anuncio de las películas premiadas, finalizó la 18° edición del Festival Internacional de Cortometrajes Oberá en Cortos. Dentro del Certamen Universitario el ganador fue “Los Planos” de Leandro Zerbatto y su grupo de compañeros/as, estudiantes de la Tecnicatura en Medios Audiovisuales y Fotografía (MAF) de la Facultad de Arte y Diseño (FAyD) de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM).

El cortometraje, a partir de una intervención muralista y de la exposición pública de diferentes planos de Puerto Iguazú, indaga sobre qué características presentan estos y a qué sectores urbanos hacen referencia. Así, se pone en discusión aquello que está visible, y aquello que es invisibilizado en una ciudad.
Según el jurado del Festival compuesto por Ana Clara Miranda, Fremdina Bianco y Oscar Coria, la pieza fue elegida “por construir una puesta en escena sencilla y contundente para reflejar la realidad de una ciudad pensada para los de afuera y no para los de adentro”. 
Zerbatto detalló que el trabajo se hizo junto a estudiantes de la tecnicatura MAF que son residentes de Puerto Iguazú: Claudia Vergara, Constanza Pasian, Luciano Nuñez, Patricia Echenique, Rocío Galeano, Vanina Bogarín y Emanuel Villagra, quien es residente de Puerto Esperanza. Además, contó con la participación de Nicolás Gómez Portillo, también egresado de MAF y con el acompañamiento de los profesores Benjamín Correa y Marcos Ferro.
Como estudiante de la UNaM, Zerbatto reflexiona: “Trabajar estas cuestiones en el ámbito universitario me permitió expandir mis puntos de vista más allá de lo técnico, involucrando planteos éticos y estéticos también. La universidad pública fue y es un espacio de discusión y aprendizaje constante, tanto entre compañeros/as como entre estudiantes y profesores/as”.

¿Cómo surgió la idea del cortometraje?
La idea del cortometraje tuvo un proceso bastante largo. Inicialmente fue una percepción de mi primer tiempo viviendo en Puerto Iguazú, en 2014, que luego se convirtió en una búsqueda audiovisual. Al principio, me llamaba la atención trabajar con los nombres de algunas calles y pensar algún vínculo entre quienes habitaban en la ciudad y los nombres de las calles, ya sea para saber qué pensaban sobre los nombres o qué idea tenían sobre esos nombres. En esa primera búsqueda, surgió lo de trabajar con un plano de la ciudad para ver los nombres de las calles. Ver el plano en una gran dimensión me retrotrajo a esa percepción inicial de que había un pequeño sector céntrico-turístico frente a un territorio urbano que era mucho más amplio y que estaba oculto de cierta forma. A partir de ahí empecé a recopilar diferentes planos de la ciudad, que estaban enfocados hacia el sector turístico. Fue ahí que tomó forma la idea final con la que se realizó el cortometraje, que fue trabajar el territorio de Puerto Iguazú a partir de diferentes planos de la ciudad: aquello que se ve y aquello que no se ve.

¿Cómo fue el proceso creativo hasta la finalización y quiénes participaron?
Una vez que la idea del cortometraje estuvo definida llegó el planteo que me llevó a pensar cuál era la forma más acorde para hablar de un asunto que me resultaba delicado. Quería que sea una reflexión personal y ensayística, pero también quería una participación social activa visible en el cortometraje. Hice un guion literario en la cátedra de Técnicas Narrativas Audiovisuales II de MAF Iguazú y luego tuve la oportunidad de trabajar el cortometraje en un taller del Oberá en Cortos 2019 sobre proyectos de obras documentales. Cuando expliqué la idea, dije que tenía un guion y nombré algunas referencias fílmicas, las talleristas me dijeron “¿qué te falta para filmarlo?”. Eso me convenció a definir aspectos narrativos de la idea para empezar a filmar. En el segundo semestre teníamos que cursar Cámara III y ahí la idea se fue discutiendo, problematizando y tomando forma definitiva, optando más por la parte reflexiva a través del uso de una voz over.

¿Qué rol tuvo la universidad pública en este trabajo?
El espacio de la cátedra Cámara III implicó la oportunidad de discutir en conjunto, adoptando visiones y escuchando planteos en torno a la propuesta audiovisual, no solo con los profesores y el equipo de trabajo, sino también con el resto de los compañeros y compañeras. Luego, estas discusiones las intensificamos por fuera del aula, organizando nuestros horarios para reuniones, búsqueda de locaciones y dividir las tareas de trabajo. Trabajar estas cuestiones en el ámbito universitario me permitió expandir mis puntos de vista más allá de lo técnico, involucrando planteos éticos y estéticos también. Además, la posibilidad de sociabilizarlo en forma grupal y de presentarlo llevó a discusiones que terminaron siendo muy enriquecedoras en la construcción de la mirada y del discurso del cortometraje. La universidad pública fue y es un espacio de discusión y aprendizaje constante, tanto entre compañeros/as como entre estudiantes y profesores/as.

¿Por qué les interesó el tema de la exclusión en Puerto Iguazú, una ciudad tan turística?
En el grupo de trabajo siempre hubo interés y apertura por trabajar temáticas sociales, quizás marcados por las experiencias personales e históricas de cada uno/a. En este caso particular, yo tenía una percepción que luego la fui desarrollando en una obra audiovisual. Creo que es el resultado de compartir discusiones, reflexionar y trabajar en una obra que refleje todo ese proceso. En lo personal me interesa trabajar en un cine que proponga un debate y una reflexión abierta a críticas y a otros puntos de vista.

¿Cuál es el mensaje que te gustaría se lleve el público cada vez que lo vea?
Me parece que lo mejor, en ese caso, sería el hecho de poder llevarse una inquietud, una idea abierta y una problematización; no solo una cuestión en la temática abordada, sino una inquietud cinematográfica o visual, en todo caso: ¿qué vemos y por qué lo vemos? El cine de no ficción tiene la posibilidad de vincularse mucho más abiertamente con lo real, por lo que creo que la obra resulta mucho más abierta a la reflexión y a pensar el mundo en el que vivimos. Hay un mensaje reflexivo y político explícito en la obra, pero el proceso lo termina de realizar el espectador.

¿Qué significado tiene para ustedes como estudiantes este premio del Oberá en Cortos?
Nos pone muy contentos como grupo el haber obtenido este reconocimiento, y también, si bien la obra pasó por varios festivales, fue la primera vez que se estrenó en una sala con público. El reconocimiento del jurado y del público es un impulso a continuar pensando, discutiendo y visualizando formas del quehacer audiovisual, planteando nuevas inquietudes y buscando la mejor forma de captarlas en una obra cinematográfica.

 

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